Salir de la dinámica del logro y el ‘chute’ dopaminérgico de la recompensa inmediata es el gran reto. No porque el placer en sí mismo sea dañino —benditos sean los grandes placeres pequeños, como este percibir el golpeteo de las teclas bajo las yemas de los dedos—, sino por la dinámica subsecuente que le suele seguir: quiero más, dónde está, quién soy yo sin ese refuerzo continuo… Habitar aquello que te proporciona contento, una posible brújula para el día a día

Sé que soy sabia, / pero lo olvido.

Sé que todo está / dentro y fuera de mí, / pero lo escatimo.

Madreselva frondosa / que te ahuecas / bajo la música de los pájaros

Un ladrido lejano resuena en el espacio

¿Por qué escribir? No creo que haya una respuesta única. A veces me parece que hay demasiado “ruido” y que los espacios de silencio son tan necesarios como nutricios. Sin embargo, la palabra es conexión, es certeza, dinamismo… Las razones para escribir pueden ser infinitas. Aquí van las mías, o algunas de ellas, redactadas a vuela pluma desde la escritura libre